“Antología de Nueva Poesía Saharaui.” Ediciones Espacio Hudson, Comodoro Rivadavia julio 30, 2011 – Publicado en: Uncategorized
A lo largo de su historia, la poesía supo funcionar como un contra-poder que resiste a los poderes hegemónicos. Ya antes de que se acuñara la palabra resiliencia, Dante en el exilio y Baudelaire ante la burguesía de su época, hallaron en la poesía la capacidad humana de sobreponerse a la adversidad, y de construir sobre ella. También hubo grupos y hasta generaciones de poetas que ejercieron esa noble herramienta que les permitía para resistir y luchar, para seguir proyectándose en el futuro, a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles, y aun de la represión y la muerte. De ello hablamos en nuestro comentario sobre el libro Los poetas de Mascaró.
Este año entramos en contacto con la poesía saharaui, con toda su carga de padecimientos y vacíos de pueblo colonizado. Cristian Aliaga nos envió la Antología que amorosamente prepararon Pablo San Martíni y Ben Bolligii, y de este modo pudimos entrar en el país verbal, en el bosque de sentidos de los poetas de aquel país. Nos encontramos ante la expresión de una conciencia nacional de la que, en general, poco sabemos, y tuvimos la percepción de participar en la experiencia de un despertar histórico, a través de una lírica que trasciende la especificidad del drama saharaui y se vuelve universal. Poemas que pueden ser leídos como una unidad centrada en las necesidades del ser humano como individuo, pero también como fragmentos de una vida puesta en juego, con participación en los desafíos, luchas y conflictos políticos de su pueblo, su comunidad, su tribu, que ellos van reconstruyendo desde la profundidad, tiempos y espacios dispersos en el desierto, bajo un régimen que impone también el ostracismo cultural e impide el conocimiento de su producción.
Describen San Martín y Bollig:
Dentro de los campamentos de refugiados, donde por necesidad los saharauis han construido una compleja estructura institucional, que incluye un sistema de educación y atención médica público y universal, el castellano ocupa una posición de mucha importancia. En contraste con sus vecinos francófonos, la República Saharaui se presenta como país hispanohablante, y promueve una identidad híbrida, de tradiciones hispanas, árabes, africanas e islámicas. Es en este contexto único en el que surge la nueva poesía saharaui en español, una poesía que rompiendo con las formas literarias tradicionales saharauis, mira más al mundo Hispano que a la tradición árabe. De hecho, las relaciones entre la exiliada república y América Latina son de suma importancia; a fines de los 70 y a principios de los 80, miles de adolescentes saharauis atravesaron el océano para estudiar la secundaria en Cuba, en internados de la Isla de la Juventud, para después pasar a las universidades de la isla grande. Miles de niños y niñas saharauis crecieron y se educaron en el Caribe. Y los versos de Martí, y la Generación del 27, y Neruda, y Benedetti, y tantos otros, volvieron con ellos al desierto, a su segunda estación de exilio.
En efecto, la República Saharaui es el único país árabe en el que se habla castellano. No se trata sólo de un resabio cultural dejado por la antigua metrópoli, sino de una opción política muy sentida. Ante la Universidad Autónoma de Madrid, el poeta Mohamed Salem Abdelfatah, popularmente conocido como “Ebnu”, afirmaba:
Creo que lo más positivo que nos ha legado España en casi un siglo de colonialismo ha sido la lengua que para gran parte de los saharauis constituye su primera lengua, incluso por encima del árabe. Cuando España abandona el territorio y Marruecos entra ocupándolo, el castellano se convierte, junto a muchos otros factores de índole social y cultural, en un carácter de identidad para los saharauis.iii
De hecho, hace al menos tres generaciones que los poetas de esa nación escriben en castellano. De acuerdo con el mismo Ebnu:
Era, y de algún modo lo sigue siendo, una poesía rebelde y reivindicativa, que quizá se podría enmarcar dentro de lo que se conoce como poesía social. Sin embargo, no deja de ser una mezcla de manifestaciones, estilos y movimientos poéticos, con una tendencia claramente vanguardista, tanto en la forma como en el contenido. Rompe totalmente con la poesía en hassania en cuanto a la forma, sin olvidar por supuesto la fusión de la tradición de una cultura nómada, beduina en todas sus facetas y con toda su riqueza con la modernidad de la poesía actual universal y sobre todo con la poesía hispanoamericana.
Poeta, periodista y animador cultural, Bahia Mahmud Awad estudió seis años en Cuba. En “Me pregunta y se autoculpa”, dice:
Apoyado en la barra, cauteloso, / tratando de disimular / el impacto de una información en rojo / resaltada, como todos los días / en los periódicos. / Niños de Irak, / niños de Palestina… / Pero hay otros olvidados / para los que nunca hay espacio. (…)
Luali Leshan tuvo una infancia asediada por el estallido del conflicto y una juventud marcada por el exilio. Y promete:
Un día cualquiera me rebelaré / contra los oráculos / que me asignan mañanas sin sol, / que se niega a augurar mis huellas / en el próximo amanecer, / borran mi nombre de los atardeceres / del universo, / rifan mi corazón en una subasta de / vidas probables.
Un día cualquiera me rebelaré contra / mi especie, / y volaré junto a los pájaros / y como los pájaros / me sacudiré en el cielo / este polvo condenatorio / que ahoga la vida. (…)
(De “Rebelde”).
El ya citado Ebnu es dueño de un personal lenguaje poético, rico en metáforas:
(…) Miro a mi alrededor / y sólo veo reptiles / que se disputan el corazón / de una muñeca de trapo. (…) (De ·Mi mundo”).
Tiempo de escombros / que se derrama / sobre la miseria infantil.
El pan se fosiliza / en un horno fantasma / y la leche se evapora / en los pechos secos del espejismo. (De “Lágrimas de arena”).Las mariposas / se quedaron sin niños / y se alejaron persiguiendo sonrisas / entre los proyectiles de la guerra. (De “Amgala”).
Y en “Sobrevivir a la guerra”, la ductilidad de un verso de cadencia enérgica revela:
Quién dijo / que se terminó la guerra.
Quizá para los muertos.
Sobrevivir a la guerra / es llevar a cuestas el cuerpo ausente. / Y el corazón emboscado en
una batalla / llena de gritos que nos congelan el alma.
Otros autores presentes en esta antología: Alí Salem Iselmu (“Pirri”), Badi Mohamed Salem, Chejdan Mahmudm, Liman Boicha, Luali Leshan, Moahamed Alí Alí Salem, Saleh Abdalahi, Zahra Hasnaui Ahmed, Fatma Galia (“La Gata”).
Al cabo del alto goce literario que produce leer esta poesía, queremos ahora dar una brevísima información. La República Árabe Saharaui Democrática, cuya denominación supera la antigua de Sáhara Occidental, es una nación constituida por la ex provincia española del Sáhara Español. Con el aval del derecho a la autodeterminación de los pueblos, según la Resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU (diciembre de 1960), en 1967 se planteó ante ese foro su independencia de España, pero la disputa por ese territorio entre Mauritania, Marruecos y Argelia obstaculizó la decisión. Anexada en 1976 por Marruecos y Mauritania, con el retiro de esta última de la zona, en 1979 la RASD quedó completamente ocupada por Marruecos. El Frente Polisario se hizo cargo de la resistencia saharaui, ante un silencio e indiferencia internacional bastante generalizados, si bien la RASD ha sido reconocida por 84 estados. La Argentina no es insensible al clamor de descolonización de esta nación. La RASD tiene representación diplomática en Buenos Aires; se instaló una Cátedra Libre de Estudios sobre el Sáhara Occidental en la Universidad Nacional de La Plata, y funciona en el marco de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre el Comité de Amistad con el Pueblo Saharaui. Su presidenta, Nora Podestá, destaca la incapacidad de la Misión de Paz de las Naciones Unidas (Minurso) para concretar el Referéndum del Sáhara Occidental, para el que fue fundada en 1991.
Hemos aprendido a ver otra realidad con la mirada del poeta saharaui, a interpretar su realidad, o a recrearla en nosotros, en nuestra subjetividad, que ahora incorpora a sus reivindicaciones la liquidación del colonialismo político que padece una nación que tiene el derecho a vivir en libertad, y con todos los atributos de un Estado soberano. Nuestro respetuoso saludo a sus poetas, cuya rebelión les exige vivir y seguir escribiendo.
Fuente: Centro Cultural