Volvió la pasajera de arena julio 22, 2022 – Publicado en: Uncategorized

Por Gerardo Burton

Uno

Fue en el invierno de 2014, en días luminosos entre trajines de amigas y amigos y entre cuidados calmos, serenos, de hermana, madre, hermanos.

La ventana amplia de la cocina, que da hacia el oeste, se quiebra en las ramas y las pequeñas hojas del aguaribay. Un maullido lastimero, un ladrido jocundo y la atención se paraliza, se fija en un punto. La rama apenas se hamaca y en sus pequeñas hojas reverbera la luz del atardecer.

La poeta está en su cuarto, acostada. Allí pelea contra la enfermedad y casi no habla: escribe. En papeles, en una computadora. Le leen poemas. Los corrige apenas con una mirada, un gesto de fastidio o de aprobación. Su mirada es un cincel que ordena versos, palabras, espacios en blanco de libros que aparecerán después del próximo septiembre, cuando ella ya se haya ido.

Hubo una planificación involuntaria, gradual. Primero fue la recopilación en un volumen de todos sus libros publicados en vida, esos que se celebraron aquí y en otras tierras, en voces disonantes, en disrupciones alegres, en conflictos con el poder, en canciones y danzas, en himnos epifánicos. Fue una manera de decir aquí estoy, soy esto, me hice así y así me conocieron.

Hubo, en esos meses últimos, un tejido paciente, una metamorfosis inexorable que guardó poemas en crisálida, en espera del punto justo.

Se mecen las ramas del aguaribay con la brisa suave y fría de junio, de julio. Ella a veces viaja al otro lado de la cordillera, también a Tricao Malal a consultar a alguna machi, a algún médico. Vuelve sin mejorías pero no se rinde, aunque acaso es consciente que no verá la primavera.

Ese dato no dicho la urge como un presagio que clava sus espuelas en una cabalgadura ya agotada. La ira se transforma en trabajo: quiere que cada hora rinda el doble. Distribuye entonces los libros que ya tiene casi terminados por grupos que ella sospecha afines: Conversaciones en la noche del amorva a unas; La rama, a otros y otras. Así con los otros ¿dos, tres? poemarios que la subsistirán.

Menos de un año después de su partida, estará en la calle su Poesía (1992-2013). Este libro recuperará todas las ediciones de la poeta en vida, cuando con asombrosa prolijidad descartó los inéditos iniciales y esos poemas que, aparecidos en diarios y revistas y/o sometidos a concursos cuando jovencita, le valieron la atenta mirada de poetas y editores mayores. Poesía…se reimprimió este año de 2022 para incorporarlo al programa de lectura del gobierno nacional: ¡macky corbalán en las escuelas del país, ésa es una noticia!

Dos

Un domingo de septiembre -todavía es 2014- se irá. Su cuerpo, lacerado por la enfermedad que la mortificó como un cilicio implacable, yace entre flores, amigas, amigos, hermanos, tías, madre, primas que andan por ahí. Acaso algún amor también. La tarde es luminosa y la congoja se alterna con la esperanza, con una cierta celebración por la vida que acaba de apagarse. O no: que recién hoy cambió a otro estado para el cual tuvo meses de preparación.

En el verano siguiente, Paola, la hermana de la poeta, va a convocar a amigas y amigos para revisar la obra y decidir qué se hará con los libros inéditos. Quedará un pequeño grupo de cuatro, dos amigas y un amigo con la hermana.

Al cabo de semanas de trabajo, se reunirán los libros editados -la decisión se tomó porque todos estaban agotados- en un volumen. Se escribirá un prólogo de presentación a ocho manos y se elegirá para la tapa una foto de la poeta. Nadie firmará nada porque sólo ella es protagonista. Sin embargo, la fotografía será impugnada durante un tiempo por cuestiones de propiedad intelectual, sin ninguna consecuencia.

Dos años más tarde, habrá una nueva propuesta: empezar con los inéditos, asomarse a esa nueva fase de una poesía de cuyas caras -lo sabríamos después- conocíamos sólo algunas. Si antes la poeta sorprendía con cada libro, nuevo respecto del anterior, una brecha que abría senderos no explorados -en su poesía, en la de esta región, en el país-. Su poética no tiene límites: se expande en temas, formas, sonidos, imágenes, soportes. No hay una estructura ni un lenguaje que la encarcelen. La poesía, en macky corbalán, busca quien la diga, busca por dónde decirse como un agua paciente e imparable.

Eso ocurrió con Conversaciones…Un poema -o varios poemas- enlazados por las cuestiones que ocupaban alma, cuerpo y vida de la poeta: el amor y la poesía; el erotismo y el juego; el lenguaje, el poder y la resistencia; el corrimiento del autor-autora del protagonismo creador; la ternura con los seres en el mundo: plantas, bichos, humanos piedras, agua, aire. Y es ternura, no panteísmo. Es epifanía, no religión; poesía, no rito. Es transparencia y a la vez opacidad.

Tres

Con Conversaciones… parecía plantear un giro en su poesía, una indagación que dejaba de lado tópicos anteriores -acaso por secundarios- y se concentraba en amor, erotismo, lenguaje, poder. Cada uno confrontando -no sé si es ésa la palabra- con la poesía. Quizá sea ella la marca de agua, la piedra de toque que garantiza la autenticidad de las palabras, o la descarta. Y ya no es necesario hablar de palabras, no es suficiente.

Poesía -así hablaba la poeta en sus meses finales- me ha tomado, se ha posesionado de mí. Poesía es mi madama, llegó a expresar, como un grito de ruptura, como un desafío de cuchillero, como una cutralquense de arrabal. Esa actitud pendenciera es sólo para marcar territorio, como hizo cuando la invitaron a hablar sobre el canon posible en Buenos Aires y terminó su exposición exclamando “chupame el canon”, para definirse como absolutamente distinta, disonante y subversiva. Es una lucha casi atávica que desempeña la poeta en forma colectiva con amigas y amigos, compañeras y compañeros.

La otra cara de la moneda está en el poema: los versos transcurren sin estridencia, todo suma en una melodía que ella oye, ejecuta y hace que quien lee, escuche. No importa si los versos son largos o breves, si hay en ellos más o menos luminosidad. Para las palabras, parece, es un duro esfuerzo despegar las capas de sentido, las voces que dialogan y cantan, los cuerpos que aman y danzan. Conversaciones…fue impreso en 2017. El viraje que proponía macky corbalán en su poesía, se va a consolidar, cinco años después, con La rama.

Cuatro

En el segundo año de la pandemia del covid 19, el grupo se reúne de nuevo, esta vez con la modalidad virtual impuesta por el virus. El equipo prepara el nuevo libro. De los originales disponibles -¿tres, cuatro?- se elige La rama: Paola asegura que es el que está “casi listo”. Y en verdad es así. Una epifanía que busca entrar a un libro y luego salir de él. No quedará así nomás. Durante algunas reuniones, se evalúa la posibilidad de que el libro se edite en la Patagonia, en una editorial de aquí. La elección designa a Espacio Hudson, el sello de Cristian Aliaga que ya tiene décadas de trayectoria cuyo catálogo contiene varios autores patagónicos, argentinos y ultramarinos.

El proceso de edición ratifica que, al menos en estos casos, no hay nada exclusivamente individual: todo es colectivo, grupal. Ya estaban el libro listo -un original bellísimo, fotos de tapa y de solapa, textos complementarios, tipografía elegida-. A poco de ingresar en prensa, hubo un nuevo envión: Espacio Hudson se asoció con la flamante Fundación Oscar Sarhan para la Cultura en un proyecto más amplio, del cual La rama es el punto de partida. Con este libro, Oscar Sarhan sale a terciar en el ámbito de las industrias culturales en Neuquén, algo que había iniciado unos años atrás desde una gestión oficial con libros de Cristina Venturini, Cecilia Fresco, Silvia Mellado, Rafael Urretabizcaya, Héctor Ordóñez y Carlos Tata Herrera, entre otros.

La rama, separada del

tronco, duerme el sueño

de su ser rama. Brilla, aún

húmeda de verde, algo sofocada.

A cierta distancia, el árbol

la mira dormir su sueño sin fin.

(La rama, poema 1, fragmento)

¿Cómo funciona este poema? Poco a poco se prepara la escena hasta que se devela: la rama es una voz que narra y a veces es suyo el punto de vista del poemario, cuando se trata de hablar de quien escribe (pinta letras). Describe una escena cotidiana, casi cursi -lavado de platos, ropa en el suelo- pero justo en ese punto se quiebra el lenguaje: ella, la que sueña, nombra con nombres no reales

Dentro de la casa, piensa la rama,

hay otra como yo, sueña

infinito; se tocarán nuestras

almas en algún punto del

recorrido.

La que sueña dentro de la casa

lava platos y recoge ropa del

suelo. Pinta letras en papeles

esquivos, llama a los animales

por nombres

que no son reales.

(La rama, poema 1, fragmento)

Hacia el final de este primer poema, ya se plantea el problema: la que sueña lee que poesía/es soledad, más tarde/adivina y hacia el final del día ríe.

Funciona un espejo doble: la rama ve a la que escribe, y ésta es la “otra como yo” según piensa la rama.

Esto es apenas un anticipo de este libro cuya autora, en vida, hizo circular en fragmentos que eran recibidos con esos gestos de admiración reservados para las cosas y los hechos importantes.

Había no poco de revelación en los poemas liberados de los archivos digitales. Parecía que el destino se hubiera clausurado en esos escasos y nutritivos adelantos. Y no, ocurrió la eclosión en su justo momento y en su adecuado lugar: a siete años de su partida y en el junio de su nacimiento, y en la Patagonia, macky corbalán vuelve en su poesía alada.

Ocurre que La rama refuerza ese nuevo tono ya insinuado en Conversaciones…Un giro absoluto respecto de lo anterior, como si esos cinco libros hubieran sido indagaciones reticulares que le permitieron absorber ese universo que ella volvía a nombrar y que se le ofrecía inmutable en su solidez. El poder parecía invencible y el lenguaje, su fachada, su mensajero. Hay que horadarlo, y la poesía es lo único que puede hacerlo, tal como plantea en Conversaciones…

Después, Macky Corbalán establece un retorno a cierto lirismo con un sello y una voz propias. Y aquí se dice lirismo con pudor. La naturaleza es un ser que alberga otros seres en un plano de igualdad, aunque éste sea un concepto que queda corto, parece que no alcanza. La rama y la poeta están no sólo en un plano de diálogo sino que antes forman parte de un equilibro necesario, que supone respeto mutuo. Este poemario está en las antípodas de los discursos supremacistas y sectarios tan de moda en la actualidad.

Otra vez esta pasajera de arena sorprende a lectores y lectoras. Abre una nueva puerta donde antes no la había: ¿acaso no es eso lo que hace la poesía?

Ficha técnica:

La rama, por Macky Corbalán

Coeditado por Espacio Hudson y Fundación Oscar Sarhan para la Cultura

Comodoro Rivadavia, Rada Tilly (Chubut) y Neuquén, mayo de 2022.

Nota: el grupo de trabajo está constituido por Paola Corbalán, Cristina Cid, Silvia Mellado y Gerardo Burton.

Datos biobibliográficos

Macky Corbalán (Cutral Co, 19 de junio de 1963-Neuquén, 14 de septiembre de 2014). Autodefinida como poeta, lesbiana y feminista, trabajó muchos años como periodista. Fue redactora en El Diario de Neuquén y luego en La Revista de CALF, la cooperativa de electricidad de la capital provincial. Su último empleo fue el de encargada de prensa del ministerio de Obras y Servicios Públicos de la provincia de Neuquén.

Su carrera profesional de grado fue la licenciatura en trabajo social.

De muy joven fue una de las voces más originales al sur del río Colorado y cultivadora de una poética que ya trasciende la región. Como tal, fue seleccionada para participar de una antología de poesía que ya es clásica en Neuquén, Voces a mano, una edición de la secretaría de Cultura de la provincia en los años ochenta, y al poco tiempo, obtuvo el premio nacional Raúl González Tuñón para poetas jóvenes junto con Raúl Mansilla, su amigo de siempre.

Estuvo en los grupos de escritores que integraron la redacción de la revista Coirón a finales de la dictadura militar y estuvo entre los tres o cuatro fundadores del grupo Poesía en Trámite hacia finales de la década de 1980. También participó activamente de la instalación de una delegación neuquina de la Casa Nacional de la Poesía hacia el año 2000. En paralelo con estas actividades, desarrolló su activismo en organizaciones feministas (Fugitivas del Desierto; ver enlace)

Creó editoriales alternativas para publicar textos relativos a lesbianismo y feminismo –La Mondonga Dark, por ejemplo- y gestionó varios sitios web que combinaban la escritura poética con fotografía y video.

Además, concibió y organizó la presentación de espectáculos performáticos con múltiples disciplinas artísticas durante un trienio especialmente creativo -2011-2013-: Poetas en la Cucha; Curia Poetas y Mostro Verso.

Publicó La pasajera de arena, 1992; Inferno, 1999 (ambos en Ediciones Tierra Firme); Como mil flores,Hipólita, 2007; El acuerdo, La Mondonga Dark, 2012 y Anima(i)s, la cebolla de vidrio, 2013. Estos cinco libros se reunieron en un volumen póstumo, Poesía (1992-2013)publicado en 2015. Y luego se editó Conversaciones en la noche del amor, en 2017. Ambos figuran en catálogo de Ediciones En Danza. Poemas suyos integran varias antologías del país y del exterior.

Fuente: Va con firma

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